Varias Balas, impactaron en mi espalda, pero entonces de un rápido giro, con mi zampakutoh moviéndose rápidamente en mi mano, conseguí parar las restantes. Una curiosa quemadura yacía a mi espalda, pero nada serio, apenas había dañado la ropa.
Entonces, con mi arma al frente, disparé una corriente de ácido, en forma de látigo, rasante por todo el área, de una velocidad casi de un flash. En ese segundo, dónde había estado mi filo, se encontró un tremendo filo de ácido que ya no estaba, más que los restos en el suelo, y sobre mi rival.
"Eres muy gracioso" dije, ya en guardia, incluso cuando lanzaba mi rápido ataque.