Debía de aparecerme en el mundo real para buscar a esos malditos seres que se creian superiores, aquellos que habían exterminado más hollows que los propios shinigamis y que no merecían otra cosa más que la muerte, los seres conocidos como quincy. Sin embargo la suerte no corría de mi lado, o tal vez si, pues un shinigami se encontraba patrullando la zona. Era mi dia de suerte. Me acerqué a gran velocidad hacia él con mi gran zampakuto, este muy velozmente me bloqueó con la suya viendose encuelto por los extremos de mi zampakutó en forma de doble medialuna.
- Je! Te has librado por la mínima shinigami.
- Quien demonios eres, arrancar.
- JA!
Saqué la lengua mostrándole el cinco que estaba grabado en ella.
- Quinta espada, Noitra Jiruga.
- ¿Espada?
Chocamos y nos separamos.
- Arrancar, ahora no puedo perder el tiempo contigo, estoy en una misión de urgencia...
El shinigami desapareció con un shumpo mientras pensé qeu yo también tenía una misión, encontrar esos malditos exterminadores.
- Bah... le encontraré tarde o temprano.
Llevé mi dedo índice hacia el suelo y me concentré en los reiatsus cercanos, podía sentir dos grandes reiatsus poderosos, algunos hollows débiles eran exterminados.
- Mierda, es él!
Utilicé un sonido para ir a gran velocidad hasta la posición en la que estaban esos débiles hollow y me encontré con que una flecha se clavaba en la frente de uno de los débiles hollows, siendo este el último por exterminar. Pude ver a un tipo con pelo largo que se daba aires de superioridad, unos aires que me ponían enfermo.